Tokio, un modelo de densificación y viviendas compactas: qué tiene para ofrecer la gran ciudad japonesa al negocio del real estate

Con más de 37 millones de habitantes, Tokio desafía la escasez de terrenos con edificios lápiz y soluciones atomizadas que inspiran al sector inmobiliario.

En el corazón de Japón, la fusión entre lo moderno y lo tradicional convirtió a Tokio en un destacado modelo de densificación urbana y viviendas atomizadas, atrayendo la atención del negocio de real estate a nivel mundial. Con una población que supera los 37 millones de habitantes en su área metropolitana (apenas unos 9 millones menos que en toda la Argentina), la capital nipona es la ciudad más poblada del mundo y se enfrenta a la escasez de terrenos y altos costos inmobiliarios, transformándolos en una oportunidad para la innovación y el crecimiento del sector del real estate.

El fenómeno de la densificación en Tokio es el resultado de un enfoque integral en el desarrollo urbano, en el que se aplicaron diversas estrategias para aprovechar al máximo el espacio disponible y garantizar una vida relativamente funcional para sus 6402 habitantes por kilómetro cuadrado. Entre las claves de este logro se encuentran la construcción de altos edificios y la implementación de viviendas compactas y modulares.

Con 2194 kilómetros cuadrados de superficie, Tokio no solo es famosa por el animé y el manga, sino que también deslumbra con su icónica línea de rascacielos y estructuras modernas concentradas principalmente en los distritos comerciales y financieros, como Shinjuku, Shibuya y Marunouchi. Estos edificios, que en su mayoría se destinan a uso residencial, oficinas y áreas comerciales, representan una respuesta para enfrentar la falta de espacio en tierra firme en una ciudad tan densamente poblada.

La construcción en altura permitió aumentar la oferta de viviendas y espacios de trabajo sin expandirse horizontalmente, transformando el paisaje urbano en un símbolo de desarrollo y prosperidad.

En este sentido, en las últimas dos décadas comenzaron a proliferar los llamados “edificios lápiz” (del inglés, pencil buildings). Tal como destacan los arquitectos españoles Luis Manovel Mariño, Alberto Nicolau Corbacho y Jose María de Lapuerta en su libro “Penshirubiru, el límite de la vivienda colectiva en Japón”, estas estructuras verticales delgadas y con poco espacio en planta suelen ser albergar hogares unipersonales. Es que, de hecho, la cifra de personas que viven solas en Tokio ya alcanza casi el 50%. Muchos de estos edificios, que se ubican en barrios como Ginza o Shibuya, cuentan con departamentos de entre 9 y 30 metros cuadrados.

Más allá de los “penshirubiru”, las viviendas modulares y las “jutaku” (pequeñas casas minimalistas) también se fueron convirtiendo en una tendencia en la ciudad, ofreciendo opciones compactas pero eficientes para acomodar a una población en constante crecimiento. Estas unidades habitacionales están cuidadosamente diseñadas de manera eficiente para maximizar el espacio y reducir costos, adaptándose a la creciente demanda de viviendas en un espacio limitado.

Por otra parte, el sistema de transporte público altamente desarrollado es otro factor esencial en el éxito de su densificación. Con una extensa red de trenes, subtes y colectivos, la ciudad facilita la movilidad de sus habitantes, permitiéndoles vivir en áreas más céntricas y accesibles, lo que impulsa aún más la demanda de viviendas compactas cerca de los centros urbanos.

Para equilibrar la falta de espacio privado en las viviendas compactas, Tokio fomentó la creación de espacios compartidos, como parques, plazas y zonas verdes, ofreciendo lugares de encuentro y recreación para sus habitantes.

El modelo de densificación y viviendas atomizadas en la capital japonesa llamó la atención de inversores y desarrolladores inmobiliarios de todo el mundo, que ven en esta ciudad una oportunidad para implementar soluciones similares en urbes que enfrentan desafíos de espacio y crecimiento demográfico.

Sin embargo, es fundamental tener en cuenta diversos aspectos. El respeto por la planificación urbana y la preservación del patrimonio cultural son esenciales para garantizar un desarrollo sostenible. La capital nipona, donde el negocio del real estate encuentra inspiración y oportunidades para crear entornos urbanos prósperos y eficientes, ha demostrado que la densificación y las viviendas compactas pueden ser una respuesta efectiva a los problemas de la urbanización del siglo XXI. No obstante, abordar estos desafíos con una perspectiva equilibrada es clave para el éxito a largo plazo.

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