Los secretos de Vancouver y su modelo de planificación urbana.

Esta ciudad canadiense alienta la preservación de áreas naturales y promueve un estilo de vida urbano activo y saludable.

Con una superficie de 115 kilómetros cuadrados y una población de aproximadamente 735.000 habitantes, Vancouver es una ciudad costera ubicada en el suroeste de la provincia de British Columbia, en Canadá, devenida en referente mundial debido a su enfoque innovador y sostenible en el desarrollo de espacios urbanos.​

Tal es así que el término “vancouverización” se utiliza para describir el fenómeno urbanístico en el que una ciudad adopta características similares a las de Vancouver en términos de densidad, diseño urbano, sostenibilidad y calidad de vida. Esta tendencia se basa en la creación de comunidades compactas y accesibles, con una óptima utilización de los espacios públicos y una promoción de áreas verdes así como de alternativas de transporte sostenibles.​“El vancouverismo es un espíritu sobre el espacio público. Creo que los habitantes de Vancouver están muy, muy orgullosos de que construyamos una ciudad que realmente tenga una enorme cantidad de espacio en el mar para que la gente pueda recrearse y disfrutar. Al mismo tiempo, False Creek y Coal Harbour eran anteriormente tierras industriales que estaban muy contaminadas y profanadas. Hemos actualizado todo esto con un nuevo desarrollo, y las personas tienen acceso al agua y a las vistas. Entonces, para mí, es la idea de tener mucha gente viviendo muy cerca, mezclando los usos. Entonces, tenemos apartamentos en la parte superior de las tiendas. En Surrey tenemos una universidad en la parte superior de un centro comercial. Esta mezcla de usos refleja a Vancouver en términos de nuestra cultura y cómo vivimos juntos”, describió hace algunos años el arquitecto Bing Thom.​Mirada puesta en el medioambiente 

​A lo largo de las últimas décadas, Vancouver demostró un sólido compromiso con el desarrollo urbano inteligente y amigable con el medioambiente. Como parte de este camino, las autoridades locales fueron implementando políticas y medidas para proteger los parques y la calidad del aire, promoviendo así un crecimiento urbano responsable.​Uno de los aspectos más destacados de la planificación urbana en esta ciudad canadiense es su enfoque en la movilidad sostenible.

Esta urbe de clima templado oceánico promueve el uso del transporte público eficiente, como el SkyTrain, un sistema de tren automático sin conductor que funciona desde 1986 y que conecta gran parte de la ciudad con los suburbios. También se incentiva el uso de la bicicleta, gracias a la creación de extensas bicisendas y carriles exclusivos, junto con programas de alquiler de bicicletas públicas.​Además, entre las medidas que buscan reducir la congestión vehicular, disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la calidad de vida de sus residentes, el enfoque de movilidad sostenible en Vancouver contempla mejoras en infraestructuras peatonales así como la construcción de edificios con estándares ecológicos y uso de energías renovables.​

No obstante, el desarrollo urbano que caracteriza a Vancouver no se dio de un día a otro. Al contrario, se trata de un proceso gradual que se desarrolló a lo largo de varios años. Algunas versiones sostienen que el punto de partida pudo haber tenido lugar en la década de 1970, cuando la población comenzó a dar a conocer su preocupación por el medioambiente, advirtiendo la necesidad de contar con protección para las áreas naturales. En aquel entonces, el gobierno local tomó nota y anunció medidas que buscaban limitar la expansión urbana, protegiendo así los parques y espacios verdes.

​Poco después llegaron las políticas de densificación controlada y diseño urbano orientado a la actividad peatonal, fomentando una mayor densidad en áreas céntricas (que concentrasen empleos, viviendas e instituciones de primera necesidad) bajo la premisa de evitar los traslados y el uso del automóvil.​

Vancouver también adoptó políticas más específicas en términos de sostenibilidad y desarrollo urbano, al punto tal que hace unos años lanzó un ambicioso plan de acción con el objetivo de convertirse en la ciudad “más verde del mundo” y de lograr funcionar solo con energía renovable para 2050. ​Gracias a su compromiso y visión a largo plazo, Vancouver sentó las bases para una ciudad del futuro, donde la planificación urbana inteligente y la armonía con la naturaleza pueden tranquilamente ir de la mano. Y ser, además, un modelo para el mundo.

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