Una revalorización de la experiencia, mejoras en los servicios, nuevas propuestas gastronómicas y prácticas sustentables son las principales prácticas que siguen los complejos comerciales más importantes de la región
La innovación en el negocio del real estate llega a todos los segmentos, y los centros comerciales no están exentos de los cambios que vive la industria en los últimos años. Tras haberse convertido en grandes protagonistas de las ciudades desde su irrupción en los años 80 y 90, los shoppings y paseos enfrentaron en todos los países el impacto de lo que significó la pandemia del Covid (con sus aperturas y cierres a la circulación) y la explosión del e-commerce, que produjo modificaciones en los hábitos de compra. Estos dos factores aceleraron las necesidades de reconversión que ya venían gestando puertas adentro los propios centros, en sintonía con las nuevas tendencias que sigue la construcción en el terreno de las viviendas particulares.
Hoy, los lineamientos más importantes que dan vida a la innovación en los centros comerciales parten de una premisa de base: la revalorización de la experiencia. Este concepto se transformó en una herramienta clave para las marcas en la última década –no solo se trata de ofrecer un producto, sino de una vivencia que agregue valor y características únicas- y los espacios se apoyan en ella para construir su propuesta. De ahí que los principales centros en la región acompañan su despliegue comercial con opciones de entretenimiento cada vez más sofisticadas, desde cines a áreas de juegos interactivas, espacios para eventos culturales, supermercados y otras opciones que no solo generan un alto tráfico de público a sus superficies, sino que ofrecen al visitante mucho más que un paseo de compras.
En esa dirección se dio otra de las últimas tendencias que se observan en los shoppings más importantes de la región: la renovación de sus lugares de gastronomía. Los otrora “patios de comidas” con propuestas estandarizadas y en cierta forma limitadas abrieron paso a un abanico más sofisticado con nuevas opciones gourmet, conceptos innovadores, rincones étnicos o temáticos y una mejora de la infraestructura general, para emparentarse con lo que puede ofrecer un restaurante de nivel. Muchas de esas reformas incluyeron la apertura de lugares al aire libre o la mudanza a terrazas, que tras el encierro de la pandemia cobraron un renovado valor.
Ligado justamente con los espacios al aire libre y la incorporación de nuevas prácticas aparece también en los centros comerciales la preocupación por la sustentabilidad y el medioambiente. Los paseos de vanguardia comenzaron a incorporar el uso de energía renovable, reciclaje de residuos, ahorro de agua y formas de construcción que toman en cuenta el impacto ambiental como otra de sus cartas de presentación para estar a la altura de las demandas actuales y captar la atención de un consumidor más consciente y exigente.
Esos compradores que buscan ocio y entretenimiento además de la posibilidad de ver vidrieras con productos también demandan mayor comodidad, espacio y cercanía. Por ese motivo se revalorizaron las propuestas de proximidad y los centros a cielo abierto estratégicamente ubicados en los suburbios y con un adecuado radio de influencia, donde los visitantes pueden moverse con soltura y satisfacer sus necesidades de recreación.
Uno de los desafíos que enfrentan los centros comerciales en los tiempos de proliferación del e-commerce y las nuevas tendencias de consumo de las generaciones más jóvenes es la necesidad de adaptarse al mundo digital y combinar la tienda física con la virtual. Muchos de los comercios presentes empiezan a funcionar como lugar de entrega de productos que fueron comprados de manera online y el centro debe tener en cuenta este doble rol que empiezan a desempeñar sus inquilinos. La tecnología juega hoy un papel clave y puede aportar mucho para mejorar la experiencia del cliente al ofrecer características distintivas, a través de aplicaciones que ofrezcan descuentos o el uso de realidad virtual para mostrar productos, por ejemplo.
Por último, otra de las claves que determina hoy el éxito de un centro comercial –y un punto que debe tener presente un inversor que quiera apostar a un proyecto en el segmento- es su flexibilidad para ofrecer servicios y su vínculo con el entorno. Las propuestas integradas en complejos que contemplan además oficinas, viviendas y espacios para eventos aseguran un flujo de gente que puede dotarlos de mayor sustentabilidad.