Dueña de un paisaje natural que combina el verde con la playa, la ciudad se transformó en los últimos años en un imán para el turismo y la residencia permanente. Y ahora cuenta con un aeropuerto internacional. Que oportunidades ofrece.
Ubicada en el departamento de Colonia, la ciudad de Carmelo logró captar cada vez mayor interés turístico en la última década y empezó a imponerse en la cabeza de los inversores como un destino con oportunidades crecientes en real estate en Uruguay. Visto por especialistas del sector como un satélite de Colonia, el empuje que fue ganando Carmelo es comparado con lo que le sucedió a José Ignacio por su cercanía con Punta del Este, en un ámbito geográfico y natural de otras características. El escenario de base que ofrece Uruguay en cuanto a su seguridad jurídica y estabilidad económica para el negocio de los ladrillos ofrece un paraguas para quienes buscan rentabilidad y apreciación de una propiedad en el tiempo.
El entorno natural con el que cuenta Carmelo se transformó en su mejor carta de presentación. Se destaca su paisaje pintoresco, las bodegas, los bosques y la playa frente al río (Seré es la más importante). Pero también todo lo que puede brindar el panorama verde con sus aires campestres. Las puestas de sol y las múltiples actividades recreativas que pueden desarrollarse en la zona, desde deportes náuticos hasta cabalgatas, consiguieron atraer el interés turístico y hoy la ciudad pasó a ser un nuevo punto de referencia para escapadas de pocos días, vacaciones más prolongadas o incluso residencia permanente. Su cercanía con la Argentina y particularmente con Buenos Aires, más próxima que otros puntos de Uruguay al cruzar el río, impulsaron esa corriente.
Otro aspecto que destacan hoy de Carmelo quienes visitan la ciudad o adquirieron una propiedad es la seguridad que brinda a sus habitantes. Con una población estable menor a las 20.000 personas, su tranquilidad y ritmo rural estimulan la llegada del turismo, con el atractivo extra de tener a mano una playa impecable de arena blanca. La arquitectura colonial y sus calles adoquinadas son un complemento ideal para ese entorno ligado a la naturaleza.
Estas características alentaron en la última década el desarrollo de proyectos de real estate. Hubo un fuerte crecimiento de barrios cerrados, chacras y clubes de campo con servicios de primer nivel y deportes, desde golf hasta polo y actividades náuticas. Lógicamente también creció la oferta hotelera, con propuestas de cadenas internacionales cinco estrellas y hoteles boutique. La mejora de la infraestructura de rutas y la inauguración de su propio aeropuerto internacional, en simultáneo, contribuyeron a potenciar las condiciones generales de la zona, al igual que un aumento de la oferta de servicios.
El atractivo campestre que presenta Carmelo se ve apuntalado por su ruta del vino, cuyas condiciones según los especialistas llevan a compararla con lo que ofrece Mendoza en la Argentina. Se trata de seis bodegas, algunas de ellas centenarias y otras boutique más jóvenes, que hasta brindan su propio alojamiento para ofrecer a los turistas una experiencia completa.
Según los números oficiales del Instituto Nacional de Estadística, el departamento de Colonia -al que pertenece Carmelo- fue el cuarto del país con mayor cantidad de operaciones de compraventa de propiedades en 2022, detrás de Montevideo, Maldonado y Canelones. La rentabilidad de los alquileres se mueve entre el 4 y el 6% anual en dólares, con precios del metro cuadrado en el orden de los US$1300 para el caso de casas en barrios cerrados. La oferta va desde propiedades con tickets medios hasta viviendas de mayor valor.
La inversión en Carmelo se enmarca, lógicamente, en las condiciones generales que ofrece Uruguay desde hace años como polo de atracción para el real estate: seguridad jurídica, estabilidad económica con un crecimiento proyectado del 4 por ciento para 2023, inflación por debajo de los dos dígitos y exenciones impositivas que convierten al sector en una oportunidad con sustento.