Los espacios comunes resultan un factor diferenciador de los emprendimientos de real estate y se volvieron imprescindibles. Cuáles son las nuevas propuestas que suman los proyectos y qué valoran compradores e inversores
Los amenities o espacios comunes en los edificios se transformaron desde su irrupción como concepto en un elemento clave que otorga identidad y atractivo a los proyectos de real estate. Pileta, SUM (Salón de Usos Múltiples), parrillas, gimnasio, cine, espacios verdes y otras tantas áreas comunes funcionan como un elemento diferenciador para los desarrolladores al momento de presentar su propuesta y son muy apreciados por los compradores, que ven en esas comodidades una extensión natural de la propiedad a comprar.
En los últimos años, la oferta de amenities se fue ampliando y sofisticando a medida que creció la competencia entre los proyectos, y como un reflejo de las demandas de los potenciales usuarios. En las propuestas de alta gama, se sumaron desde piscinas con nado contracorriente, cavas privadas, microcine y lavadero de autos hasta salas de yoga o jaulas de golf, por mencionar solo algunos ejemplos que exceden a otras propuestas más “comunes” y estandarizadas tradicionales. Pero los amenities no son exclusividad de las propuestas premium, sino que se masificaron para constituir un aspecto indispensable en los emprendimientos de vanguardia. Ningún proyecto que se precie de tal puede dejarlos de lado hoy.
Entre las últimas tendencias en la materia, los efectos de la pandemia del Covid-19 y su encierro obligado revalorizaron para los usuarios los espacios interiores y la relación con el verde. Así como adquirieron una renovada importancia los balcones con parrilla y las vistas, los amenities se volvieron más flexibles y personalizados. El solarium y el wet spa con hidromasaje también ganaron protagonismo en el último tiempo en la necesidad de disfrutar la vida al aire libre. Otro de los agregados que surgió en muchos proyectos es el espacio de coworking dentro del edificio, que puede adaptarse para otros usos (un lounge, por caso) y otorga libertad a quienes realizan sus actividades profesionales en formato híbrido. El espacio de coworking, además, responde a la perfección a uno de los objetivos que persiguen los amenities: fomentar la sociabilización entre los vecinos y transformarse en lugares de encuentro.
En línea con las nuevas formas de movilidad, los edificios añaden además estacionamientos para bicicletas y tienen en cuenta al ejecutar el proyecto conceptos de sustentabilidad que son cada vez más apreciados por los compradores, como la reducción del consumo de energía y el ahorro de agua.
Los nuevos amenities que empiezan a incorporar los proyectos también se apoyan en las últimas ventajas que ofrece la tecnología. En ese sentido, hoy pueden verse en las mejores propuestas cargadores para autos eléctricos en las cocheras, cerraduras inteligentes con capacidad para gestionar los accesos de manera remota, reconocimiento facial para el ingreso al edificio y a las áreas comunes y domótica dentro de los departamentos y los espacios compartidos para manejar luces, calefacción y otros dispositivos conectados a través de wi-fi, en el marco del avance de la Internet de las Cosas (IoT).
Tanto compradores como inquilinos (especialmente de la generación millennial) evalúan hoy un proyecto no sólo en función de las comodidades internas del departamento o los detalles constructivos, sino también de su oferta de amenities, porque la vida dentro del edificio transcurre más allá de la propiedad. Por ese motivo, los inversores deben prestar atención a la propuesta integral de un emprendimiento y tener presente que un edificio con un adecuado equilibrio y funcionalidad en sus amenities tendrá mejores posibilidades de renta.
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